John Reed
reportingfrommexico.blogspot.com
REPORTING FROM MEXICO: It is a well known fact that the backbone of an economy is the small and medium-size businesses of a nation. This sector is the one that takes risks while facing predator banks and hostile corporate companies, but in Mexico you can add a third parasite - organized crime.
As I was surfing for new items this week I came upon the following article from a Chihuahua State Newspaper that affirms what I have seen through out the country - businesses going underground for fear of kidnapping and extortion.
The following article goes into detail about a restaurant that is surrounded in anonymity. The restaurant in question is located in Ciudad Juarez, no longer one of the most dangerous cities as Acapulco, Mazatlan, Torreon and Monterrey have supplanted it, but continually dangerous nonetheless..
The restaurant is located on a block where the neighbors maintain is secrecy. Several of its past customers have followed them, people that although face dangers everyday still want to enjoy some normality in their lives.
The owner mentions the signal that they have in order for customers to know if they are open. One can even taste the fear the restaurant owner expresses about the violence other business owners have experienced. The never ending kidnappings, the protection payments and the outright burning of their businesses if they do not cooperate with organized crime.
As I stated in yesterday's article, I saw first hand what the ZETAS did to the town I live in, they simply consumed the downtown like locusts in a frenzy.
It is sad to see how organized crime is simply sucking the best business minds that the nation has by pushing a talent drain to the United States and Canada. Many business people have either opted to close their businesses or immigrate to the north and pursue their business dreams elsewhere.
Who ultimately gets hurt at the end by this horrendous situation?
The Mexican People, like the haven't hurt enough.
According to the article below over 1,500 businesses were lost in Ciudad Juarez, between 2008 to 2010, costing over 5,000 jobs in the community due to small business closings related to the fear of violence of this sector.
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‘Trabajamos ocultos y con puros clientes conocidos’
Abigail Arredondo
El Diario | 18-11-2011 | 00:30
El Diario | 18-11-2011 | 00:30
Por fuera es una simple casa, pero en su interior se desarrolla una actividad comercial en los límites de la clandestinidad debido al temor que sienten sus dueños de ser extorsionados o asaltados. Adentro, los platos cargados con comida van de la cocina al improvisado comedor, donde los clientes son sólo conocidos o recomendados. Nadie más entra, como si fueran clubes privados.
Así ha sido en los últimos tres años para ese restaurante, que se mantiene camuflado para evitar ser víctima de los delincuentes.
Esta condición no es propia sólo de este pequeño empresario, ya que son cientos los que han asumido esta estrategia a raíz de la ola de inseguridad que se abate sobre la ciudad. “Trabajamos ocultos y con puros clientes conocidos”, resume uno de ellos.
Trabajamos ocultos y con puros clientes conocidos", resume uno de ellos.
Otros han adoptado tácticas como utilizar "señales" para indicar a sus clientes conocidos que están abiertos para ellos; pero para los desconocidos, la entrada es reservada.
Aunque la situación va en detrimento de sus ganancias, la percepción de su seguridad personal y la de sus consumidores aumenta en medio de la psicosis que desató la actividad delincuencial en esta frontera.
"Cuando recién empezó la situación aún no se usaba tanto la extorsión o secuestro, pero cuando dio más auge optamos por quitar la publicidad", comentó el propietario del negocio de comida, quien prefirió dejar su identidad en el anonimato.
Una barra instalada en tres paredes de la habitación es donde los consumidores disfrutan de los platillos que se les ofrece, mientras que en la parte frontal se encuentra un baño María con diferentes guisados a escoger.
"Los fines de semana siempre estaba lleno, venía la gente y se estacionaba afuera, abrían las cajuelas de las trocas y ahí se acomodaban para comer", dijo el dueño, quien sonrió cada vez que recordaba los buenos tiempos de su fonda.
El lugar, donde laboran únicamente dos personas, es atendido con amabilidad y con la seguridad que ofrece a la clientela asegura estar en un ambiente clandestino, pero acogedor, cuando lo visitan.
"Ahora ha disminuido nuestra clientela, pero seguimos atendiendo a gente que llega por recomendación, si llegaran a venir a extorsionarnos yo creo que me matarían porque no tenemos otra forma de conseguir dinero", mencionó.
Según datos de la Canacintra, al menos cinco mil empresas juarenses omitieron este año su registro ante el Sistema de Información Empresarial Mexicano (SIEM), de las cuales no se sabe cuántas cerraron o cuántas simplemente están trabajando a escondidas.
Información de la misma fuente establece que durante el 2008 el estado contaba con 33 mil 174 empresas, cifra que se perdió en el 2010 cuando hubo una baja de siete mil 532 empleos, de los cuales cinco mil eran de Ciudad Juárez.
En el mismo periodo, los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social establecen que la ciudad se perdieron mil 304 registros patronales, al pasar de los 10 mil 056 al final del 2007 a los ocho mil 752 a diciembre del 2010.
Que los negocios funcionen "escondidos" es un problema que afecta en varios frentes, comentó Adolfo Hernández Ruiz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra).
"Es en perjuicio de la compañía porque dejan de pagar impuestos, se pierden empleos, hay empresas pequeñas que producían 8 ó 10 empleos, ahora los desocupan y lo que hacen es atender su negocio para mera subsistencia". agregó.
El funcionario industrial aseguró que esta estrategia no es sana para la creación de nuevas posiciones laborales, ya que esos negocios subsisten a base de su mal funcionamiento.
"A la ciudad le afecta en mucho porque ya no se crean más empleos, en situaciones normales los trabajos pequeños son los que generaban el mayor índice de empleo", dijo.
Hernández Ruiz mencionó que para poder reactivar la economía en las pequeñas y medianas empresas, además de generar nuevos empleos, el Gobierno local tiene que implementar medidas que garanticen la seguridad de los locatarios.
"Un pequeño negocio no tiene la capacidad económica para poner videocámaras o guardias a diferencia de los grandes comercios", añadió.
En otro caso de esta naturaleza, un abogado dedicado a atender casos de migración, quien pidió que sus datos generales fueran omitidos, se vio obligado a eliminar todo tipo de publicidad fuera de su negocio a raíz de una llamada telefónica.
Explicó que hace tres años un individuo que se identificó como "comandante del cártel de Sinaloa" quería negociar que le diera dinero a cambio de no "rafaguear" su establecimiento, el cual había sido vigilado anteriormente por desconocidos, según se percató.
"Nos llamaron para decirnos que llevaban varios días observando nuestro negocio, que en la esquina estaban unos hombres armados a bordo de una camioneta esperando instrucciones para atacar en caso de no ceder a sus órdenes, pero decidimos llamar a la Policía, aunque sólo levantaron el reporte", narró el afectado.
Luego de la amenazante llamada decidió mover su despacho a otra dirección, donde sólo atiende a clientes frecuentes o a quienes hayan sido recomendados por sus conocidos.
En su opinión, la mayor parte de las personas que ocultan sus negocios fueron víctimas de extorsión.
"Muchos pagaron hasta donde pudieron, otros no, por lo que mejor desparecen su negocio" indicó.
Incluso algunos de los comerciantes han adoptado medidas de seguridad que rayan en lo increíble, pero que resultan ingeniosamente efectivas.
Tal es el caso del dueño de una tienda de abarrotes, quien inició su actividad comercial hace ocho meses bajo medidas de precaución que antes resultaban inusuales, pero que lo mantienen seguro hasta cierto punto para no convertirse en una víctima más.
Los vecinos de la colonia donde reside, cuyo nombre quedó bajo resguardo al igual que su identidad, se convirtieron en sus clientes exclusivos, por lo que conocen las señas que indican si está trabajando o no.
"Cuando las cortinas están amarradas y la camioneta está estacionada afuera, entonces es señal para los vecinos de que está abierto, cuando la metemos significa que ya cerramos", platicó el propietario, quien se ha sentido a salvo de los delincuentes con esta técnica.
"Tomamos la clandestinidad por el temor a que vayan a llegar por la famosa cuota", narró.
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